Amuletos ¿superstición o realidad?

Hacia Dios, por el bien y la ciencia:

Hoy voy a participarte una experiencia que viví hace muchos años en el lugar donde atendíamos a infinidad de personas y que muchas de ellas adquirían los amuletos que ahí se vendían. Doña Queta es, o mejor dicho, fue la mama de mi amigo y maestro Daniel, una peculiar viejecita que tenía el amuleto exacto para la necesidad más solicitada, es decir, si un consultante necesitaba amor, ella tenía el amuleto perfecto para esa necesidad, y así para aquellos que buscaba dinero, progreso en su trabajo/negocio, salud, armonía en el hogar, etc,etc. Recuero que siempre mencionaba frases bíblicas, como esta que cito a continuación: Ayúdate que Dios te ayudara (Proverbios 3: 5,6)
Siempre se mantuvo en su creencia de que todos deberíamos tener un amuleto que nos protegiera, que nos ayudara a salir siempre avante en cualquier circunstancia de nuestras vidas, mas yo siendo joven comprobé en aspectos de mi vida que era tanta mi necesidad de triunfar en mi trabajo (era gerente de contabilidad y finanzas de una empresa muy importante de la Ciudad de México) que había adquirido varios amuletos de los cuales hoy estoy convencido, que no tuvieron tanta relevancia para conseguir y mantenerme durante varios años en ese puesto tan importante. Hoy confirmo que es única y exclusivamente la fe en Dios, el amor a nuestro divino Maestro Jesús y la orientación de los maestros de Luz los que me han permitido seguir adelante, mas esto que acabo de mencionar, no se obtiene de la noche a la mañana, es ser perseverante, místico y entregado a lograr nuestro propósito siempre guiado por principios morales y espirituales.
Así que dejo este mensaje para que reflexiones por donde quieres empezar y si estas listo para tener tu amuleto que te lleve al éxito de la vida, que para mí es el equilibrio en todos sentidos.

Receta de hoy

Limpia tu hogar de malas energías poniendo en lo más alto de tus habitaciones un vaso con agua dentro, un ramo de perejil y un limón entero, cambia el agua diario, el perejil cuando se haya marchitado y al mismo tiempo, cambia el limón y vuélvelo a poner. Haz esto por nueve días y haz la oración del Justo Juez y solicita de la manera más humilde y sencilla que la santísimas irradiaciones de salud y bienestar desciendan en tu hogar, que así sea, Amén .


La vida no empieza en la cuna, ni termina en la sepultura.

Que el Gran Poder de Dios te acompañe e ilumine tu camino, maestro Yako.